En OMAPEM, entendemos que las decisiones financieras no se toman solo con números y gráficos. Las emociones, creencias y sesgos cognitivos también juegan un papel crucial en la forma en que las empresas y las personas toman decisiones económicas. En este artículo, te invitamos a explorar cómo la psicología influye en las proyecciones financieras y cómo puedes tomar decisiones más informadas y sostenibles a través del reconocimiento y la mitigación de estos factores.
Las proyecciones financieras son estimaciones sobre el rendimiento futuro de una empresa o individuo. A través de ellas, se proyectan ingresos, gastos, flujo de efectivo y otros indicadores clave que sirven para guiar decisiones a corto y largo plazo. Las proyecciones financieras son fundamentales para la toma de decisiones, la planificación estratégica y la gestión de riesgos, pero es crucial entender que no están exentas de influencias psicológicas, entre tanto,
¿Cómo influyen las emociones y los sesgos cognitivos en estas proyecciones?
La psicología humana es un factor determinante en las decisiones financieras. Muchas veces, nuestros juicios sobre lo que sucederá en el futuro no están basados únicamente en datos objetivos, sino en cómo los interpretamos a través de nuestros filtros emocionales y cognitivos.
Por lo tanto, en OMAPEM, reconocemos que el sesgo cognitivo puede distorsionar las proyecciones financieras de maneras sutiles pero significativas. Desde el optimismo irracional hasta el sesgo de confirmación, los individuos y equipos de trabajo pueden caer en trampas psicológicas que afectan la precisión de sus proyecciones y, en consecuencia, las decisiones tomadas.
Este sesgo se refiere a la tendencia de buscar, interpretar y recordar información que confirma nuestras creencias previas. En finanzas, este sesgo puede llevar a ignorar señales de advertencia sobre una inversión o sobre las proyecciones de ventas, solo porque se ajustan a lo que queríamos creer.
Las emociones pueden hacer que proyectemos expectativas excesivamente altas o bajas. Un optimismo excesivo puede inflar las proyecciones de ventas y crecimiento, mientras que el pesimismo puede generar una visión demasiado conservadora, limitando el crecimiento. Ambas situaciones pueden resultar perjudiciales para una planificación financiera realista.
A menudo, los empresarios caen en la trampa de creer que su negocio es “único” y no susceptible a las mismas dificultades que enfrentan otras empresas en el mercado. Este sesgo puede llevar a una subestimación de los riesgos y a proyecciones demasiado optimistas.
Este sesgo implica dar un peso desproporcionado a eventos que son fáciles de recordar o que tienen una fuerte cobertura mediática. En el mundo financiero, esto puede ocurrir cuando, tras escuchar sobre la quiebra de una empresa, se sobrestima el riesgo de que algo similar suceda con nuestra propia empresa.
El anclaje es la tendencia a basarse demasiado en una información inicial, como un precio de referencia o una proyección anterior, sin considerar adecuadamente nuevos datos o cambios en las condiciones del mercado.
El estatus quo es una tendencia natural del ser humano. Muchas veces, las empresas se aferran a modelos de negocio y proyecciones pasadas, sin considerar que el mercado ha cambiado. Esta falta de adaptación puede llevar a decisiones erróneas y proyecciones financieras desactualizadas.
En OMAPEM, creemos que entender estos conceptos a través de ejemplos prácticos es esencial. Aquí algunos casos históricos donde los sesgos psicológicos jugaron un papel crucial:
La burbuja tecnológica de finales de los años 90 es un claro ejemplo de cómo el optimismo irracional puede inflar las proyecciones financieras. Las expectativas desmedidas sobre el crecimiento de las empresas tecnológicas llevaron a una valoración inflada de startups que, en muchos casos, carecían de fundamentos financieros sólidos. Cuando la burbuja estalló, muchas de estas empresas colapsaron.
El sesgo de confirmación fue una de las causas fundamentales de la crisis financiera global. Muchos bancos y firmas de inversión continuaron apostando por productos financieros riesgosos como las hipotecas subprime, ignorando las señales de advertencia que indicaban una crisis inminente. La crisis demostró cómo la psicología humana puede oscurecer el juicio financiero y las decisiones estratégicas.
Blackberry, uno de los líderes en el mercado de smartphones, sufrió enormemente por su incapacidad para adaptarse a los cambios del mercado, especialmente a la llegada del iPhone. Este sesgo de resistencia al cambio dejó a la empresa sin una estrategia financiera que respondiera adecuadamente a la nueva competencia, afectando sus proyecciones a futuro y su posición en el mercado.
En OMAPEM, entendemos que las emociones y los sesgos cognitivos son inevitables, pero existen estrategias efectivas para mitigar su impacto:
El primer paso para reducir el impacto de los sesgos es reconocerlos. A través de programas de formación y talleres en finanzas conductuales, puedes aprender a identificar estos sesgos y, de este modo, tomar decisiones más informadas y equilibradas.
Utiliza métodos de toma de decisiones estructurados que incluyan un análisis riguroso de datos, la identificación de múltiples escenarios y la revisión periódica de las proyecciones financieras. Esta estrategia ayuda a reducir la influencia de los sesgos al centrarse en hechos y datos verificables.
Las decisiones financieras deben ser revisadas y discutidas en equipo. La retroalimentación por pares puede proporcionar nuevas perspectivas y ayudar a identificar sesgos no reconocidos. Además, fomenta un ambiente de trabajo que valore la crítica constructiva.
Diversificar es una de las estrategias más efectivas para reducir el impacto de los sesgos psicológicos. No pongas todos los recursos en una sola inversión o estrategia financiera. La diversificación ayuda a minimizar el riesgo y la exposición a posibles errores en las proyecciones.
Adoptar un enfoque a largo plazo en tus proyecciones financieras te permitirá resistir las fluctuaciones emocionales a corto plazo. Esto ayuda a mantener una visión más objetiva y menos influenciada por el pánico o la codicia momentánea.
La automatización y el uso de herramientas tecnológicas pueden reducir la influencia de los sesgos. Estas herramientas permiten realizar análisis basados en datos sin las distracciones emocionales que afectan a las decisiones humanas. Sin embargo, es importante complementarlas con una revisión crítica y análisis humano.
Un asesor financiero externo puede ofrecer una perspectiva imparcial y ayudar a identificar posibles puntos ciegos o sesgos. En OMAPEM, recomendamos la colaboración con expertos para mejorar la calidad de las proyecciones financieras y la toma de decisiones estratégicas.
En OMAPEM, creemos firmemente que la clave para hacer proyecciones financieras más precisas y efectivas es reconocer y mitigar la influencia de los sesgos psicológicos. Los seres humanos no somos máquinas de tomar decisiones completamente racionales, pero al ser conscientes de nuestros propios sesgos y emplear estrategias estructuradas, podemos tomar decisiones más informadas y lograr una planificación financiera más sólida y sostenible.
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Director AlfaBeta Holding
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